Una información fidedigna es indispensable para tomar buenas decisiones, de cualquier naturaleza. Conocer aquello que ocurre en nuestro entorno, es una tarea cada vez más compleja y supera nuestra capacidad de observación directa. Por eso usamos, y confiamos, en los medios de comunicación o “cuarto poder del Estado”. Sin embargo, es importante mantener una actitud conciente, saber cuál es la inspiración ideológica o económica que éstos tienen y qué imágenes o productos nos quieren vender.
El consumidor común muchas veces desconoce esta realidad y asimila con inocencia lo que el medio le dice, interpretándolo como una verdad absoluta, sólo porque “salió en los diarios”. Esto produce a veces injusticias, ya que puede deformar la visión de los hechos y de las personas involucradas en éstos.
Más allá del trabajo periodístico de recopilar y redactar la noticia, existe una labor editorial que determina los temas que se darán a conocer y qué se dirá al respecto, ciñéndose a la línea del medio informativo. Ésta resguarda el pensamiento y los ingresos, no sólo de las empresas periodísticas y sus avisadores, sino de todos los integrantes del holding de los dueños del diario, radio o canal de televisión.
El consumidor de medios debe asumir un rol activo y conocer lo que orienta a su fuente de información. Debe saber quiénes son los dueños de los diarios, radios o canales de televisión en que se informa, conocer su pensamiento y sus intereses económicos. Sólo así podrá determinar, por sí mismo, qué le conviene o no internalizar, constituyéndose en el quinto poder del Estado, tan necesario para regular el proceso democrático y también, el del mercado.
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