viernes, 19 de mayo de 2006

Actuar sin conciencia no es hombría

Con frecuencia vemos en diarios y televisión, los accidentes producidos por el consumo excesivo de alcohol. Todos comentan y se admiran de lo que sucede. Pero pocos hacen algo concreto para evitarlo. Se espera hasta que ocurra el próximo episodio trágico,para repetir las mismas observaciones.

El gran aumento de publicidad que incentiva el consumo de vino y también licores más fuertes, no hace más que contribuir al ya tradicional vicio. En una cultura que asocia el alcohol con la hombría, no falta el muchacho que cree que si no se emborracha es “para el otro lado”. De esta forma, se siente en la obligación moral de demostrar lo contrario, como si fuera un atributo positivo convertirse en un bulto y perder la voluntad hasta exponerse a que otros hagan con él lo que deseen. O que él haga con los demás lo que no desea.

Como hoy está de moda todo lo relacionado con el vino, como fruto de fuertes campañas de consumo iniciadas por los industriales del ramo, me contaba una amiga que hacía clases en una Universidad, que se habían ofrecido muchos cursos para los jóvenes. El que marcó todos los record de asistencia fue el de cata de vinos.

Indudablemente hay que distinguir entre aprender a apreciar un buen producto y emborracharse, pero lamentablemente,no todos son capaces de hacerlo. Incentivar el consumo de alcohol para vender más, lleva a los excesos que todos conocemos y que nada tienen que ver, que yo sepa, con la hombría. Más bien es al revés, ya que como se sabe, el alcoholismo hace declinar hasta la potencia sexual.

Si bien tradicionalmente son los hombres quienes más han bebido estos productos, fruto de la cultura machista que los impulsa a ello, hoy la mujer también ha ingresado a este mundo, con un afán de igualdad. Ya no es vergonzoso para ellas excederse. Y lamentablemente, en vez de que los hombres dejen estos malos hábitos, ellas los han adquirido. Como consecuencia, se viven muchos dramas familiares en todos los estratos sociales,incluyendo accidentes por exceso ocasional en el consumo o por alcoholismo.

Sería conveniente que tal como se adoptan iniciativas para frenar el hábito de fumar, se hagan campañas masivas de educación sobre el tema o se inicie cualquier otra acción para enseñar que el alcohol requiere de un consumo prudente. Pasar el límite de lo conveniente y habituarse a un consumo excesivo es mucho más fácil de lo que todos se imaginan.

Conversar el tema públicamente, tomar iniciativas para desincentivar este hábito,es indispensable. Al menos debería terminarse esta campaña contínua a través de los medios masivos de comunicación, para estimular el consumo de alcohol que cada semana deja muertos y otras víctimas al interior de los hogares chilenos.

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